martes, 20 de julio de 2010

El blanco-manchado





Solito allí sentado
escupiendo restos;
esbelto en mi sainete
durante el primer hervor.
Quiso un ladrido más
sin tragar el buche
y su rol terminó
al sonar el timbre.
Golpes de hoja y caricias
en él, un manco matón
humedecido en cualquier cocina
con aquel par de cierres
de vedette se retiró.
Si tu receta es un poco rancia
te muerde cruda y sin sal.
Lame sapos por bandido
pues por su cariño marca suelas.


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