jueves, 23 de diciembre de 2010

"Trayecto a Tandil" (rompimos la rutina del 2010)


Y allí estábamos en esa Plaza a la que tantas veces vi resistirse al tiempo y que recibió el nombre de la histórica Iglesia de la Cruz ubicada en sus adyacencias, ansiosos de zarpar un destino cierto, y de cumplir un sueño estacional un tanto tan incierto como el pronostico del tiempo. Salimos demorados por la maldita burocracia psicológica que lo único que consigue es hacer crujir el estomago y secarnos la garganta en una dilatada espera. Éramos tres, éramos cuatro, éramos el mundo entero. Nos toco el cuarto bondi de los cinco, del cual según los rumores uno de quedo en el camino. A mi lado mi compañera de viaje atenta y tan impredecible con un relámpago. En la vereda del enfrente semidormido y en algún coma quizás, “el Chino” ese “fiel proveedor de buen aire” jajajaja A poco de subir ya nos quedamos sin bebida y empezamos a tener sed. La buena onda de los pibes en el bondi se hizo sentir. El viaje se hizo eterno y el chofer no conocía el camino. Semejante personaje… se imaginan? Jajajaja y bueno peor no ir dijo uno. Ya empezaban a sonar los bardos y las amenazas, y más de uno proponía darle una paliza al chofer.

El Chino que se durmió a poco de subir por la cantidad de vino que había consumido no respondía no que lo mojen. Una de las escenas más catastróficas que vivió fue cuando bajamos cerca de Rosario en una estación de servicio en la que no vendían bebidas alcohólicas. Su mirada se desvaneció y me pregunta: “¿Loco? Acá no venden chupi?”. A lo que yo le conteste: “Parece ser que no”. En un acto seguido se dirige hacia la cajera y le dice con señas si no había chupi y esta le contesta que no. Salió tan desconsolado de ese lugar que durante el viaje no fue el mismo.

Caída la noche las esperanzas de aquel asadito tan planificado se retiraban acompañando al humo y las primeras revueltas comenzaban a surgir. A punto de llegar el motín divisamos, después de horas de paisajes inhóspitos como nuestra propia certidumbre, señales, el tan ansiado cartel que nos indicaba este destino tan esperado. Pero ante todo nuestro chofer siguió de largo y nos íbamos más al sur. ¿¿¿??? Gracias a Dios alguien sugirió parar a una ambulancia en el camino y preguntar! Tuvimos que volver varios kilómetros atrás! Y ya eran las 8:00 hs. Por fin llegamos y para colmo desconocíamos la ubicación del hipódromo! Empezamos a correr por el tiempo. Muchos sin aire quedaron atrás y se perdieron.

Las imágenes de lo que quedo de la previa en las calles era desolador, me acorde de “La Guerra del Petróleo”. Tanques incendiados, bondis encada esquina, policías armados hasta los dientes, cada casa de familia con un equipo de música a todo volumen y con una mesa o ventana abierta vendiendo comida y bebidas.

Una de las mas emotivas postales quizá la de aquella pareja ubicada a una cuadra del predio entre un Renault 12 y un Duna. Ahí esta una pareja: ella con su bebe de meses en brazos y llorando. El con las manos juntas rogando casi de rodillas: “Por favor te lo pido, déjame verlo al Indio, solo eso te lo pido” (lo transcribí porque esas palabras describen íntegramente las emociones que nos tanteaban), en la que ella negaba con su cabeza. Solo Dios sabe el destino de aquellas tres almas aquella noche.

Fuimos las barreras y no llegaba quien tenia las entradas del grupo. Éramos veinte y ya algunos empezaron a amenazar a quien fuer el coordinador del grupo. Con el culo en la mano empezó a pedir un teléfono y prometer que nos pagaba un tarjeta si lográbamos comunicarnos con nuestro guía. “No se loco lo que vas a hacer, queremos la entrada y el recital va a comenzar”; “si no tenés, fabrícala”. Fue cuando aquel ataque me toco el lado mas boludo y le ofrecí al vago a llamarlo. Se le abrió el cielo creo jajajaja lo salve que lo molieran a palos. Quizá era una situación justificada pero no podíamos exigirle a un cadete responsabilidades de un superior, tal vez tocar la tierra un poco con las manos y ver que no en todos lados hay asfalto. “Los redondos por sobre todo” pensé- y allí sentí que lo mas importante había pasado y con todo lo que arrastramos llegamos hasta un escalón que sin ser el ultimo eran unos mas adelante.Después de todo la vida sin problemas - dice el Indio - es matar el tiempo a lo bobo.”

Ya entro el primer tema y las luces sobre el hipódromo aceleraban nuestros corazones y la voz del Indio hacia soltar lagrimas de algunos. Quizás esa voz hizo que la barrera de seguridad cediera pacíficamente ante la presencia de unas mil personas agolpadas sin entradas y desesperadas para entrar. Ese infierno estaba encantador! Fue una marcha pacifica hacia la entrada. Nos adelantamos con mi gente y no nos dejaban entrar sin entradas en la última barrera de la entrada. Uno de los guardias nos dijo que si le dábamos 10 mangos cada uno entrabamos y lo hicimos. Mi compañera saco de la zapatilla 20 mangos y se la dimos. Cuando pasaba uno de los guardias me agarra y me empuja y me grita: “loco, yo estoy laburando para ganarme el pan”. Entonces pego un grito a mi gente que se iba corriendo y vuelve sin entender nada poniendo sus manos en la cabeza. Entendió que le había dicho que tenía que revisarnos. En eso para no demorar por los otros que se agolpaban me deja entrar. Firmes impidieron la entrada y después de un par de minutos uno dijo: “LOCO? ESTA TOCANDO EL INDIO SOLARI! ENTREN TODOS!” Una de las cosas más lindas fue ver familias enteras de todos lados, incluso de países vecinos como Paraguay.

A la salida parado cerca de una de las pantallas gigantes espere a que llegara mi gente para comenzar la búsqueda del bondi. Jamás llego pues se había perdido y se largo sola por ahí. Me tuve que comunicar con el guía. Tome el celular y lo llame: “Vení a Rosales y Don Segundo Sombra” - me dijo-. Allí enfile en medio de la multitud hacia el cole, preguntando en las casas de familia los nombres de las calles.

Cuando encontré el cole no tenía aire y no podía hablar. Mi garganta muy seca trato de comunicarse con uno de los choferes y me dijo que esperara. Le pedí agua y me dijo que no tenía. Ahí llego un vago y le dije vayamos a comparar, que decís? Si dale no hay problema, me contesto.

Caminos cuatro cuadras y no encontramos nada, estábamos muy lejos. Mi amiga llamando perdida sola en una estación de servicio en la loma del culo. Era mi oportunidad de darle una lección y así fue jajajaja. Espero como una hora hasta que le mande un mensaje preguntándole exactamente donde estaba. En eso un vago que viajo con nosotros tenía tres botellas de gaseosa y le pregunto donde había comprado. Me dijo que se las compro a uno que no tenía como llevarlas a menor precio y me ofreció a tomarlas. No me pude resistir de la sed que tenia! Me comunico con mi guía y le digo que tenemos que encontrarla. Que no me podía ir sin ella porque su hermana me mataba. Cámbiate de bondi y anda con el que conoce mejor. Agarra tus cosas y anda con el. Nos dirigimos hacia la estación de servicio en la colectora. Se estaciona y cruzo a buscarla. Salte dos pozos y cuatro carriles, y llego. No estaba. Era para matarse de rabia! ¡Que impotencia Dios! Entonces vuelvo. Mi bondi ya no estaba y se iba yendo como a dos cuadras cuando empiezo a correr. Lo alcanzo y le golpeo el vidrio. Allí para y puteo con el chofer y con mi compañera que no aparecía. Le dije que estaba frente a una concesionaria de Mercedes Benz. Unos minutos después aparece y me vena inflada que no podía disimular. Al final como había un solo asiento libre ella se va en otro cole. Me comí todas las películas de Ben Stiller en el trayecto.

El cole era el más tranquilo, muchas familias y justo en ese había música y televisión. En la primera parada nos bajamos a comprar comida y bebida. La estación cerrada. Entramos al pueblo a pie y compramos en un almacén. Pregunto “¿Cómo se llama este lugar?” y la mujer extrañada me dice: “Arrecifes”.

Entre un abrir y cerrar de ojos ya de vuelta me encontraba en chaco donde bajo un par de gente. Luego nos dirigimos a Corrientes donde pedimos que nos bajara en Buenos Aires y 3 de Abril. Me coloque las ojotas y me baje con la mochila. Enfile en fin hacia mi departamento y cuando llego a mi vecina se la había acabo el gas y me pidió para termina de cocinar en casa. Así seguí mi vida como quien diría… “Cara de loco nomás”

Pero no hubo mejor locura que esta, a la que solamente encontrás sentido ahí. No hay mejor manera de pasarla que de esta forma. Tan cotidiana que es como se fueras de ese mundo extraño que vivís todos los días y nadie te cree que existe. Tan normal y real que el bicho feo terminas siendo vos con toda tu basura mental. Realmente no se compara con nada. Ver a la gran familia ricotera, verlo al Indio y multiplicar tus emociones con tantos altibajos realmente no tiene precio.



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