miércoles, 23 de marzo de 2011

30.000 argentinos, una y mil generaciones...



Hace no mucho tiempo en este país nuestros padres, hermanos, abuelos, hijos vivieron una época de oscuridad, de miedo, de terror a perder todo: familia, bienes… incluso la vida.

Era común escuchar pero el solo pensar que habían sido personas como nosotros el frio me estremecía. He oído acerca de la MEMORIA desde que tengo uso de razón. A medida que crecía valorizaba más aun esa palabra. Iba entendiendo porque las naciones extranjeras conservaban en su conciencia la victoria social sobre una u otra dictadura, sobre uno u otro opresor, aun 60, 100, 200 años después. No había una razón más importante que la necesidad de recordar y de no volver a pasar por lo mismo.

Había sido una época donde pronunciar palabras y expresar ideas era motivo de censura, detención, arresto, tortura, muerte…

Donde nos privaban de algo tan elemental como vivir, como disfrutar, como soñar, como creer en nosotros y en un país distinto… mejor.

Donde una generación de intelectuales, la mejor que podía prometer este país, termino desaparecida o muerta. Artistas, políticos, trabajadores, amas de casa, niños, padres, tíos, hijos, hermanos, familias enteras… todos, cualquiera sin distinción. Generaciones destrozadas...

Hubo un grupo de personas, de madres, de abuelas, que uniformadas con un simple pañuelo blanco encauzaron la emociones de millones de argentino que vivían ese infierno, las cuales sin ayuda, sin información, sin un destino cierto se alzaron en reclamo de sus familias destruidas. La única arma que empuñaban era su corazón y el único objetivo claro era la VERDAD sobre el paradero incierto de esas almas, de sus vidas, de sus destinos o de sus restos mortales y la JUSTICIA como único sosiego capaz, tal vez probablemente imposible, de brindarles paz y serenidad. El único foco que iluminó su camino y lo sigue haciendo años después es y será la esperanza. Perseverancia eterna en esas piernas que soportan años de lucha, de espera, con paciencia infinita.

Hubo un argentino que se sumo a los millones que creemos en la libertad, ese que hoy ya no está entre nosotros pero desde algún lugar está poniendo garra para seguir iluminando a los argentinos, y a las Madres y Abuelas, junto a los 30.000 compañeros desaparecidos.



1 comentario:

Cableluz~ dijo...

Generaciones destrozadas...
vos lo dijiste, hoy es un dia , a mi parecer, triste para la Argentina. El dia en que nos privaron nuestro derecho de ser libres !
Abrazo (: