sábado, 9 de julio de 2011

Ensayo general para la farsa actual...

Me voy a dedicar a ver un poco más de cerca este cielo despendejado. Cuando termines de jugar todas las fichas agarra el balero y comienza a perder el tiempo (revolviendo con el dedo la montaña de cenizas). Si pegaste algún número, corre y pisa a todas las hormigas del caminito que se armo en el césped. Es tu oportunidad de probar suerte.
¿Dónde están esos tipos? Se nos siguen yendo jóvenes y útiles. Es como que los ritmos son constantes. No nos dejan llegar al peso. No hace falta caminar y mirar para desear. Solamente sentémonos a tomar un café. Solos. Cada uno o todos. Apartados.
Pueden ser las dos de la tarde o las tres de la madrugada, sin que por eso cambie la dirección del viento. Cuando todos estén cansados también deberás estarlo. Si todos están despiertos, tu también deberás hacerlo. Las reglas de las masas, del comportamiento colectivo (de lo que hace el croto que vive debajo que escucha reggeton).
Si empiezo a desconfiar de mi suerte estoy perdido… no me quiero detener, ni siquiera a pensar que remera ponerme o si cruzar o no la bufanda… pues tengo ideas cada vez menos atrevidas… si es necesario que me detenga a descansar, lo hare pero dejare mi cabeza en blanco, no quiero improvisar guiones sin finales. NO QUIERO CONDENAR A UNA IDEA A DEFINIRSE EN UN PAR DE RENGLONES. Últimamente si salgo del curso de mis pensamientos me atrapa algún resentido. Pero el café con tu suerte se enfría en mi mesa fría… EN LO UNICO QUE PUEDO CREER ES EN MI. AQUÍ Y EN EL FINAL, CUANDO LA SUERTE ESTE HECHADA Y SE DEFINAN LAS PORCIONES. Solo así podre estar a salvo, tranquilo, libre de prejuicios ajenos.
Me han dicho: “modernízate”. Me planteo las dudas justo después de decidir. Lo mío siempre fue medir la profundidad con los dos pies total alguna rama cerca siempre hay.
Esto ha avanzado y se ha vuelto extraño. ¡Asusta un poco verte así! (¿o verlos así?) digo el futuro llego hace rato y nos sigue tomando de prepo, en canzones y en el aire. ¿Dónde está el motor que alimenta al deseo común? ¿El rebaño va al acantilado o a la eternidad? Me pongo a releer el libro rojo de 800 páginas y la verdad es que no pudo haber sido así. CONOZCO A ESA GENTE. CONOZCO A LA GENTE.
Hace un tiempo creíamos que si revivíamos a Napoleón en los 60 no se asombraría tanto como lo haría Timothy Leary en estos años (¿serán los años locos del siglo XXI?)
Creo que una de las cosas más decepcionantes podría ser no llegar a ver el siglo XXII. No podría decir lo mismo el “Pompero” o “el viejo de la bolsa” que aun sin materialidad son más famosos que Pepe Pompin. Están en la eternidad de muchos, no solo en la de ellos.
Vamos a mil y lo que ayer fue ya no será jamás. Complicado de pies a cabeza más intereses ¡GRACIAS!. Salen las canas y los años pasan como agua. La clave es: si lo hace él/ella se puede, y está bien. ¿¿¿???
El síndrome del sapo de otro pozo… nuevos males de principios de siglo. La multitud ha tomado las astas y el suelo no está preparado para un zapateo. No hay quien no haya probado volar aunque sea en su intimidad. Me quedo corto. El stress de fin de siglo y la inadaptación social resentida de hoy. Te pones a pensar y te dicen: “el fue contra la corriente y fue único, puro éxito (pura suerte)” y si vos lo intentas terminas estrellado contra el asfalto, preso o como se decía antes “desterrado”.


P.D.: Buena Suerte! Y más que suerte! (sin alarma ...)

1 comentario:

Pinky Cerebro dijo...

Antique...
Comer, rezar, amar... lo recomiendo, en todas sus formas.
Farsa, pura farsa...